La historia nunca contada de
Francisco "Coco" Díaz
Mi infancia transcurrió en una ciudad del interior de Venezuela llamada Barquisimeto. Desde pequeño comencé mis estudios musicales: primero el cuatro (instrumento de cuatro cuerdas, típico venezolano), luego el violín, conservatorio, piano, armonía y composición.
A los 13 años formé parte de mi primera banda musical llamada Síntesis y a los pocos meses ya estábamos montados en tarimas abriéndole a importantes artistas de la escena musical latinoamericana de la época: Fito Paez, Soda Estéreo, Franco de Vita. Éramos los “teloneros”… pero lo importante de esta anécdota es que desde esa edad producía música y hacía arreglos.
Quise estudiar Ingeniería de Sonido fuera del país y no pude, así que me quedé en Venezuela y estudié Ingeniería Electrónica (fue lo que consideré más cercano a Ingeniería de Sonido… 🙄) y me fui a Caracas, la capital. Dejé la banda, mis amigos y parte de mi vida ya construida hasta los 16 años.
Fueron 6 años estudiando ingeniería. Eso me dio una base mucho más sólida para entender no solo los resultados prácticos de los procesos de manipulación del audio sino de todo lo que técnicamente estaba detrás. Durante todo ese tiempo nunca dejé de estar activo con la música. De hecho comencé a formar parte de otra banda (El Pacto) con la que di mis primeros pasos ya como productor musical. Transcurría 1998 en ese entonces.
A los pocos años, luego de graduarme de ingeniero, me reencontré con la academia musical y estudié una Maestría en Composición Musical. Además de darme mucha alegría, eso amplió tanto mis conocimientos y capacidades de manejo y entendimiento musical, como de arreglos. Definitivamente es una época que recuerdo con mucha emoción.
Inmediatamente comencé a formar parte de otra agrupación muy importante y conocida de Venezuela: Desorden Público. Gracias a esto, además de hacer numerosas giras mundiales, tener la oportunidad de montarme en tarimas super importantes, y compartir con artistas igualmente reconocidos, también comencé a producir sus discos.
Por esta razón mi nombre se hizo más popular como productor. Esto a su vez me permitió trabajar como productor de artistas de diferentes géneros que hoy día también son reconocidos internacionalmente. Igualmente compuse música para audiovisuales, documentales, cortos y trabajé en campañas de marcas como Samsung, Mattel, Sony, MTV Music, y otras.
Durante todo ese tiempo, de forma paralela, fundé mi estudio de producción y grabación: Sonofolk. Comencé con un homestudio en un cuarto de la casa que rentaba y poco a poco creció hasta convertirse en un estudio comercial, grande y abierto al público. Era principalmente mi guarida de creación y trabajo.
Recuerdo claramente la razón por la que lo fundé: detestaba ir a trabajar a estudios comerciales en los que encontraba ingenieros de grabación con MUY mala actitud, pesados y que hacían de las sesiones una verdadera experiencia desagradable. Así que preferí crear mi espacio de trabajo personal (nada común en esa época, alrededor del 2000), con el firme propósito de que fuera agradable para todo el que asistiera. Y fue así que comencé a trabajar y producir a otros artistas, lo que me permitió crecer, adquirir mejores equipos, y lo más importante, siempre estar creando música.
Corría el año 2017 y todo parecía ir muy bien en mi carrera, sin embargo la situación país me llevó a tomar la decisión de emigrar con mi familia, en busca de mejores perspectivas de vida, principalmente para mis hijos. Así, el 12 de Febrero del 2018 llegamos a Ciudad de México. Si no sabes de lo que te hablo, un proceso de migración obliga a dejar atrás parte de una vida para comenzar otra en un lugar totalmente nuevo. Un espacio con el que comienzas a familiarizarte no desde el momento en el que llegas, sino cuando tienes algún tiempo. En cierta forma fue mi segunda migración y “mi volver a empezar”: una a los 16 años y otra a los 43, claramente con realidades muy distintas.
Por un lado, significó un golpe fuerte y choque con la realidad y por otro una oportunidad para hacer un stop y repensar muchas cosas en mi vida. Venir de ser un productor reconocido, con un espacio de trabajo (un estudio!) super cómodo, con todas las facilidades, equipos, a ahora a ser un perfecto desconocido, en un país nuevo, con nada más que una portatil y un par de audífonos.
Paradójicamente, lo primero que sucedió fue el darme cuenta que solo con ese par de cosas podía obtener los mismos resultados (y en algunos casos mejores…🤯) que trabajando en mi antiguo estudio, con todos los equipos que tenía. Lo segundo, fue que luego de un proceso de introspección me di la oportunidad de ver otras posibilidades y de ahí surgió la idea de compartir todos mis conocimientos y experiencia a través de un blog, que luego llevé a Instagram y con el que he ido creciendo poco a poco: Ser Productor de Música.
Toda esta experiencia me hizo crecer personalmente. Ha sido una nueva aventura y reto de los que constantemente me gusta afrontar. En cuanto a la producción musical, ahora la abordo con un enfoque más relajado, menos competitivo y me llena más!! – eso fue algo que perdí en el camino. Ahora la aventura continúa y nuevas oportunidades se abren. Es el resultado de haberme arriesgado y en cierta forma saltar al vacío cuando aparentemente lo tenía todo.
Algo que me gusta enaltecer e incentivar en las personas es que no pierdan nunca la actitud, el espíritu y las ganas de aprender. No se conformen con lo que aparentemente les da estabilidad. El crecimiento humano parte del cambio. Tu crecimiento y expansión parte del cambio. En las experiencias que vivas durante esos cambios hay un gran potencial de aprendizaje que no debes desperdiciar. La Producción Musical no está exenta de eso ya que requiere estar en constante aprendizaje. Nunca una producción es igual a otra, y eso es PERFECTO!! porque no te vas a aburrir. Siempre habrá un nuevo reto si además estás dispuesto a forzar tus límites e ir más allá. No pierdas la actitud y las ganas de producir música.